El primer baño del bebé
Tú y tu pequeño ya habéis recibido el alta hospitalaria después de su nacimiento. Ahora estáis en casa y llega el momento del primer baño del bebé. Durante el ingreso han sido las enfermeras las encargadas de esa tarea, pero ahora es cosa tuya. Y, como primeriza que eres, estás un poco miedosa porque deseas hacerlo bien y quieres que tu hijo no sufra ningún daño.
En ese caso, sigue leyendo. A continuación, te vamos a dar las claves más importantes para poder bañarle sin problemas de ningún tipo. Toma nota:
La temperatura del agua y del lugar
Sin lugar a dudas, antes de proceder a bañar a tu bebé debes prestarle mucha atención a la temperatura. Y con esta no nos referimos únicamente a la del agua de la bañera sino a la de la habitación donde vas a acometer esa tarea. En este último caso tienes que establecer un ambiente acogedor y agradable que no le lleve ni a tener calor ni tampoco frío. Es decir, que se encuentre en torno a los 24º.
Con respecto a la del agua citada debes saber que lo ideal es que se encuentre en torno a los 36º, como la temperatura corporal. Para comprobar que está a esa, no dudes en introducir tu codo desnudo en el agua o bien en hacer uso de uno de los termómetros de baño que existen.
Postura perfecta para el primer baño del bebé
Sin lugar a dudas, uno de los principales miedos que tienen los padres primerizos es a que se les resbale el niño en la bañera y pueda darse un golpe. Si ese temor es también el que tú tienes, no te preocupes. La clave está en colocar al pequeño en la postura correcta.
Por eso, después de quitarle su ropita, lo que debes hacer es colocar tu brazo derecho detrás del bebé. En concreto, tus manos tienen que quedar en su culito y lo que es el interior del codo debe estar sosteniendo su cabeza. Es decir, su cuerpo debe descansar sobre ese brazo.
Después procede a meterle poco a poco en el agua, para que vaya familiarizándose con la misma. Luego, con la ayuda de una esponja o directamente con la mano, tendrás que limpiar suavemente su cuerpo con la mano que tienes libre.
Hablarle durante el baño
El bañar a tu hijo no es solo un momento básico de higiene, que lo es, sino que también es un estupendo instante para que se relaje. Por eso, es necesario que le hables mientras le lavas. De esta forma, se tranquilizará al oír tu voz y podrá disfrutar de ese momento baño enormemente. Además, ten en cuenta que ese contacto piel con piel que tengáis será estupendo para que podáis ir fortaleciendo vuestros lazos afectivos.
Secarle adecuadamente
Dentro del conjunto de claves que hay que tener en cuenta con respecto al primer baño del bebé no hay que olvidarse que, después de sacarle de la bañera, tendrás que secarle muy bien. Es interesante que pongas especial cuidado en evitar que queden humedades entre los pliegues de su cuerpo. Sí, porque es la manera de evitar que, por ejemplo, puedan aparecer hongos o situaciones similares.
Otros aspectos a tener en cuenta
Aunque lo que hemos expuesto hasta el momento son los mejores consejos y recomendaciones que puedes tener en pro de ese instante con tu hijo, no te olvides de tener en cuenta estos otros:
- Bajo ningún concepto dejes solo al niño en la bañera, podría golpearse o incluso ahogarse. Por eso, antes de bañarle, prepara bien todo lo que vas a necesitar y déjalo al alcance de tu mano.
- Ten presente que puede suceder que tu hijo llore mucho durante lo que son los primeros baños que recibe. No te preocupes, es algo normal. Ya verás que, poco a poco, se irá acostumbrando y que llegará un momento en el que se enfade o llore pero porque no quiere salir del agua.
- Siendo un recién nacido, ten presente que será suficiente con que le bañes dos o tres veces a la semana. No es necesario que sea a diario.
- No utilices gel ni champú normal, tienes que optar por alternativas adecuadas para los bebés que poseen PH neutro.
- La toalla que utilices para secarle ten en cuenta que debe ser de algodón, para evitar que su piel pueda presentar alguna reacción.
- Cuando vayas a secarle, pon especial cuidado en mirar el estado de su cordón umbilical y en evitar que en ese queden zonas húmedas. Es la forma de poder conseguir que se cure adecuadamente.